Con ancestrías diversas y una infinidad de historias, los chicanos/latinos venimos de tradiciones ricas que se expresan a través de la narrativa oral, la poesía lírica, los acertijos, los chistes, los testimonios, la comida, los textiles, los murales, los dichos, el humor, la cerámica, los textos sagrados, la arquitectura, el trabajo importante por la justicia social y la defensa de derechos, las oraciones populares, los cantos e invocaciones, las canciones y muchos otros medios y formatos. Tan épicas y maravillosas como las de cualquier otra civilización que hemos leído o aprendido. Pero, a pesar de eso, piensa en tus clases de Historia de Estados Unidos, Literatura o Apreciación del Arte – o cualquier otra materia. ¿Aparecían los latinos, nuestros ancestros indígenas (los pueblos originarios de América), o los descendientes de la diáspora africana esclavizada con identidades únicas como negros, latinos y estadounidenses en tus libros de texto? Probablemente no, o muy poco, o si acaso, quizás mal representados. Verdad contundente: nuestras historias siguen siendo invisibles y están subrepresentadas en el currículo diario, en los libros de historia, en la literatura, en los museos, en los sitios de patrimonio, en Hollywood, y más... Nuestras historias no ocupan el lugar que les corresponde dentro de la historia estadounidense. La situación es tan mala que cualquier visibilidad puede parecer una victoria.
Contar Nuestras Historias – A Nuestra Manera, Con Nuestra Voz saca a los latinos de los márgenes y los coloca en el centro, para enfocarse mejor en el pasado, el presente y nuestras esperanzas para el futuro. Estas historias, NUESTRAS historias, dan testimonio de las dificultades y adversidades que algunos de nosotros hemos enfrentado. Son historias invisibles que ahora se hacen visibles. Qué alegría compartir nuestra condición humana. Y luego añadir color a nuestras historias, cómo esos colores que contiene una historia pueden cambiar corazones y mentes, o incluso dar motivación a quien la necesita. Cuando nuestras historias son respetadas e integradas – desde las aulas hasta las pantallas grandes y pequeñas – todos salimos beneficiados. Todos tienen la oportunidad de escuchar nuevas historias y experimentar diversas formas de aprendizaje. Es una gran oportunidad perdida no explorar el increíble impacto que las latinas y los latinos han tenido en Estados Unidos por generaciones. La presencia latina en América abarca siglos, nuestros ancestros milenios, mucho antes de la colonización española y europea de lo que hoy es Estados Unidos. Hemos sido parte fundamental en la formación de esta nación desde la Guerra de Independencia. Somos más antiguos que Estados Unidos. No solo somos parte de este país... ¡lo hemos transformado!
¡La representación importa! Las latinas y los latinos continúan moldeando nuestra nación como empresarios, activistas, artistas, servidores públicos y más. Desde ser los veteranos más condecorados del ejército estadounidense – habiendo luchado en todas las guerras importantes – hasta ser líderes en la lucha por los derechos humanos y civiles, las latinas y los latinos seguimos siendo líderes y agentes de cambio. Es crucial asegurarnos de que nuestras historias, trayectorias, logros, experiencias vividas, triunfos, legados, aportaciones y aspiraciones sean reconocidas, y que todas las personas tengan una voz. La representación positiva, el contacto interpersonal y la exposición reducen los estereotipos culturales hacia los grupos subrepresentados. La representación positiva en los planes de estudio, los materiales y las redes sociales proporciona alegría, bienestar, validación y apoyo, y puede ayudar a elevar la autoestima – especialmente en personas de grupos marginados (en particular la juventud). La falta de representación tiene un impacto negativo en los mismos. Líderes comunitarios, defensores y académicos han declarado frases como “es difícil ser lo que no puedes ver” o “no puedes ser lo que no ves”, afirmando que las personas de grupos minoritarios no persiguen oportunidades académicas o profesionales cuando no se exponen positivamente a esas posibilidades. Los movimientos actuales que promueven la integración de estudios étnicos y culturales son valiosos para desarrollar una conciencia crítica, culturalmente relevante y significativa para las vidas familiares, estudiantiles y comunitarias. De esta manera, la representación nos permite conectar personalmente con la escuela, haciendo que los estudios tengan un sentido más profundo.
La representación chicana/latina en las artes, al igual que el arte chicano/latino mismo, es de importancia fundamental por su papel en la formación y redefinición de nuestro repertorio de identidades, las múltiples comunidades que habitamos, y en la exploración de la experiencia de vivir entre culturas, historias e idiomas. Nuestras voces, como expresión de justicia social, se utilizan para transmitir valores culturales, protestar y cuestionar voces dominantes. Nuestro arte ha impulsado el activismo político, incluyendo el apoyo a los derechos de los campesinos, los derechos civiles, la equidad laboral y los movimientos contra la guerra. En el ámbito educativo, nuestras historias educan a generaciones sobre la historia de Estados Unidos y del mundo. La influencia cultural se siente en muchas áreas: arte, moda, tipografía... hasta el arte urbano, los tatuajes, la fotografía y el cine. La música también ha sido un puente entre nuestras comunidades, una voz frente a las injusticias vividas y un lazo entre identidades. El término contemporáneo Artivismo es una expresión del arte chicano/latino combinado con el activismo, en tanto que un artivista es un artista cuyo trabajo refleja su activismo. Basta una búsqueda rápida en Google para encontrar la palabra Artivismo vinculada a los movimientos chicanos/latinos desde hace muchas décadas.
La creciente presencia latina debe reflejarse en todos los medios de comunicación, especialmente en la televisión y el cine. Desde los estudios hasta las agencias de talentos y los medios especializados, la representación de los latinos es baja en prácticamente todas las posiciones de toma de decisiones que determinan el contenido y las contrataciones. Los latinos están subrepresentados en muchos aspectos de la industria de medios, incluyendo papeles en pantalla, salas de escritores y cargos de productores ejecutivos. Según el informe Latinos in the Media 2022 del Latino Donor Collaborative, los latinos en EE. UU. compraron el 29% ($2.9 mil millones) de todos los boletos de cine en 2019. Sin embargo, en 2022, solo el 3.1% de los protagonistas en televisión y el 5.2% en cine eran latinos. En salas de escritores, la representación oscilaba entre el 2% y el 5%. Solo el 1.5% de los productores ejecutivos eran latinos. En cuanto a directores, apenas el 1.3% en televisión y el 2.6% en cine eran latinos. En otros medios como periódicos, revistas, libros y directorios, apenas alcanzamos un 8%. La mayoría de los directores cinematográficos siguen siendo blancos (68%).
La falta de representación latina en los medios es problemática porque con frecuencia conduce a representaciones inexactas no solo de nuestras culturas, sino de las identidades latinas y estadounidenses con especificidad cultural. Por ejemplo, los personajes chicanos/latinos suelen seguir siendo estereotipados como narcotraficantes, inmigrantes “ilegales” o personajes unidimensionales. Nuestras historias merecen ser vistas. Nuestras historias deben ser contadas. Los latinos impulsan la venta de boletos, estimulan la economía, producen y dirigen obras increíbles. También necesitamos latinos frente y detrás de las cámaras, no solo vendiendo boletos. Cuando se nos representa con precisión, el mundo puede ver que somos pueblos y comunidades diversas involucradas en todos los sectores de la sociedad.
Integrar NUESTRAS historias en las escuelas y la educación impulsa cambios sociales a través del compromiso con la inclusión, la equidad y la justicia social. Los estudios chicanos/latinos/étnicos en toda la educación desde preescolar hasta la universidad son importantes por muchas razones: combatir estereotipos, abordar la exclusión histórica y los retratos negativos en la educación tradicional, y cuestionar nuestras propias mentalidades colonizadas. Nuestras historias aseguran diversidad y ayudan a que el profesorado también sea más diverso. Fomentan el pensamiento crítico y alientan a los estudiantes a reflexionar sobre temas como la raza, la etnicidad, la clase y el género. También preparan a estudiantes para carreras en periodismo, relaciones públicas, educación, trabajo comunitario, análisis de políticas o derecho, por mencionar algunas. Además, si bien miembros de juntas escolares de cualquier origen pueden promover políticas equitativas, los miembros latinos tienen una capacidad particular para conectar con las comunidades latinas de sus distritos, a veces incluso pudiendo comunicarse directamente con las familias. Nuestras historias también identifican las fallas en los sistemas académicos, introducen mejoras y luchan para que estas se implementen.
Tenemos el poder de cambiar las cosas, de influir y construir oportunidades a través de estas barreras. Algunas historias necesitan recuperarse y reclamarse. Podemos corregir la historia. Lección de historia: si no escribimos nuestras propias historias, alguien más lo hará. El mundo pierde algo valioso si nuestras historias no se comparten y no se ponen al alcance de todos. Y la representación, por sí sola, no es la meta final; debe ser solo un paso hacia la equidad. Se requiere mucho más, de manera intencional, para asegurar que nuestras niñas, niños y estudiantes siempre se sientan vistos y validados. Al proporcionar a nuestra comunidad representaciones auténticas de nosotros mismos y de personas con quienes puedan identificarse, podemos salvar a futuras generaciones de una vida sintiéndose subrepresentadas o incomprendidas.
No existe una democracia colectiva a menos que todos podamos entender y apreciar cómo nuestras historias e identidades están entrelazadas. Enfrentar nuestro pasado y afirmar nuestro presente abre el camino hacia un futuro compartido. En resumen: la libertad y la justicia se ganan con la pluma, la lente, el pincel, la voz, el cuerpo y la imaginación. ¡Narrar es parte de nuestro legado! Nuestras historias son nuestras luchas, nuestra resistencia, nuestras fortalezas. La mejor manera de contar Nuestras historias es hacerlo nosotrxs mismxs – A Nuestra Manera, Con Nuestra Voz.